Si has llegado hasta aquí buscando una dosis de trap es probable que no lo hayas entendido. No te preocupes, quedarse atrapado en el término es fácil. El Trap se ha convertido en una etiqueta artificial que trata de definir sonidos urbanos que han colonizado las calles. Este supuesto género engloba músicos y ritmos que apuestan por la identidad personal y diferenciarse del tópico. Es un estilo de vida individualista y muy heterogéneo imposible de resumir en una palabra. Pero, ¿qué hay detrás de eso que llaman trap?
Una nueva sustancia musical está tomando las calles. Sus rostros dominan las redes sociales y Youtube, su hábitat natural. Una nueva generación de artistas conectan los barrios con las tendencias más globales y lo hacen con un estilo particular, mucho descaro y una estética propia. El mal llamado trap es un anticipo del futuro musical y por eso resulta tan fascinante. Nos metemos una buena dosis de trap en vena para entender este movimiento que promete dominar el underground en los próximos años y de cuyo nombre muchos huyen.
El verdadero trap
El trap original no es un sonido nuevo ni patrio. Nace a finales de los 80 y comienzos de los 90 en los ghettos de Atlanta donde se movía el crack, el perico o el jaco. Su nombre delata su origen: trapicheo en castellano. Hace alusión a las trap house, donde muchos se dejaron el alma y la cartera por un pico. Master P, Goodie Mob o UGK fueron los pioneros de ese rap sureño llamado antaño Dirty South a los que han seguido Gucci Mane, Waka Flocka e incluso Rihanna.
A España llega a comienzos de esta década de la mano de Wase & J. Sánchez, Torrico, Daviz Logic, Trad Montana o Ettilic Maffia. Entre 2008 y 2012 se crea un poderoso movimiento que ocupa el espacio dejado por el rap y el hip hop que comenzaban a decaer en la escena más underground. No obstante, casi todos los artistas que hacen trap escapan de una etiqueta artificial que engloba estilos y personalidades muy diferentes.
Pero, ¿cómo debe sonar el trap? La realidad es que no hay ninguna norma establecida. El género es una nueva manera de entender ritmos urbanos como el rap, el hip hop y en algunos casos el denostado reggaetón. En realidad no hay normas establecidas.
Es un elogio a las nuevas tecnologías y a la producción casera donde con imaginación se hacen milagros. El auto-tune no es un artilugio del que huir sino una herramienta para conseguir una estética diferente. Las bases se curran con programas de edición desde un ordenador y los sintetizadores vuelven a ser los protagonistas de un nuevo movimiento con referentes en los noventa y los 2000.
Hi-hats y bajos electrónicos están muy presentes en estos ritmos rebuscados a base de melodías con un sinfín de adornos agresivos creados en base a los sonidos heredados de la Roland TR-808 Rhythm Composer. Las rimas giran a la calle, a la dura realidad de la generación de la crisis aunque se habla de aspiraciones, calle, sexo, pasta y drogas sin tapujos. Se omiten contenidos políticos o filosofías de medio pelo en general. Los nuevos ritmos urbanos buscan el hedonismo y evadirse de la cruda cotidianidad de los barrios.
Estilo callejero
Los rostros de esta escena se difuminan en la geografía y aunque existen capitales del trap no hay ningún punto concreto donde se centralice todo. La difusión en redes provoca que coexistan artistas en diferentes ciudades aunque Madrid y Barna aglutinan los cabezas de cartel. Las grandes sellos discográficos han tomado buena nota y ya han firmado a la mayoría de estas nuevas estrellas.
El músico de este movimiento no huye de la fama ni de la exposición de su dinero ni siquiera le preocupa vestir de marca ni lucir joyas. La mayoría son chicos de barrio con aspiraciones que tratan de escapar de una situación complicada, de trabajos de mierda y sueldos míseros, de historias de drogas y decepciones. No hay miedo a fardar. Todo es muy fresco, los bailes sensuales como el twerk o el perreo son parte de sus fiestas.
El nuevo artista urbano posee una poderosa imagen que conecta con miles de seguidores a través de redes sociales y de su catedral, Youtube. Lo logran mediante un manejo brillante de las redes hablando el mismo lenguaje que sus seguidores. Ése es el gran mérito de todos ellos: crear marcas que puedan ser fácilmente reconocibles. En ellas engloban estilo de vida, moda y música. Un cóctel que hace soñar a muchos jóvenes en busca de respuestas.
Entre todos los rostros de eso que llaman trap hay quien apuesta por mensajes canábicos, sexuales, de afirmación personal o de aspiraciones económicas. Es un amplio abanico donde puedes encontrar un mensaje personal casi a la carta debido a la gran variedad de artistas diferentes que han surgido en el mismo momento.
Se nutren de los ritmos que han dominado la calle durante las últimas décadas y de ellos también ha surgido la estética preponderante del movimiento. Al igual que sus sonidos es muy ecléctica. Marcas con connotaciones noventeras como ellesse, Sergio Tachini o Fila se unen a Obey, Adidas Classic o Nike en sus prendas pero también diseñadores como Alexander McQueen, Gucci o Calvin Klein se cuelan entre las preferencias de esta generación.
El propio Yung Beef posó en una campaña del diseñador estadounidense. Se denota una cierta nostalgia de los noventa. La ropa deportiva así como las camisetas de fútbol son parte del atuendo pero la imaginación es parte poderosa del mismo y es difícil establecer un uniforme como el que denota a un rocker o a un punk.
Crews como puntos de encuentro
El llamado trap hereda del hip-hop o el b-boying su organización en crews. En ellas se llega por devoción por su estilo de vida y por talento, afinidad o amistad con alguno de sus miembros. Muchas de ellas funcionan como productoras lanzando artistas sin parar de manera casera y con mucho ingenio. No suele haber mal rollo entre ellas ni competencia puesto que todas se retroalimentan y generan foco en el resto.
Una de ellas era PESI que contaba con artistas como su fundador, El Mini, la icónica Zowi, los pioneros Yung Beef y Khaled o Toxic Widow. Muchos de ellos se han enrolado en La Vendición, una productora encabezada por los Pxxr Gvng.
Los propios Pxxr Gvng comenzaron como una especie de crew que logró asentarse como banda de éxito. Takers es la crew madrileña por excelencia hermanada con Los Pobres, como eran llamados los Pxxr Gang anteriormente. Ha continuado la labor de la exitnta Uglyworkz Entertainment, encabezada por Trad Montana de 2003 a 2012. Unos pioneros que la crisis se llevó por delante.
Los Burlaos, con el reconocido Edu García al mando forman LFAM. Esta crew se avergüenza de los que fardan de pasta mientras sus madres trabajan para llevarles un plato y atacan con furia las mierdas que se encuentran en la sociedad o en los medios al tiempo que se fuman sus buenos porros. También denuncian las miserias de la fama.
Otra de las más imaginativas es LaDroga Lab, creada por Pedro LaDroga, de donde han salido verdaderos himnos urbanos. Muchos de ellos interpretados por si mismo, que es donde más a gusto se encuentra. Otros, destinados a artistas que acuden a su estudio casero para crear un sonido diferente.
Por su parte, Konami Mafia define el sonido balear con mucho descaro y unas letras donde la calle y las aspiraciones son sus temas más habituales.
Las reinas
Los nuevos sonidos urbanos han coronado una serie de reinas, que aunque huyen de la etiqueta trap queens son los poderosos rostros femeninos de este movimiento. Auténticas guerreras urbanas, no se cortan ni en sus letras ni en su actitud ni en sus bailes. No todas se consideran femenistas pero si iconos del empoderamiento de la mujer en un mundo de hombres como es el musical.
Bad Gyal es uno de los iconos femeninos de esta escena aunque reniega de la etiqueta. Tampoco se posiciona como feminista. Su música, más cercana al dancehall o al Reggaetón se encuentra en un momento de expansión internacional que la ha llevado a destacar en el South By Southwest Festival teloneando a gente como Pussy Riot.
Su último mixtape mezclada por El Guincho y producido por Vlado Meller en NYC la sitúa a la vanguardia de los nuevos ritmos latinos. La barcelonesa comparte reinado con otras dos vecinas que lo petan en Internet.
Blondie representa la frescura, es la sonrisa del trap. Aunque en sus letras muestra una actitud combativa tiene una ternura especial que te descubrimos en la entrevista que le hicimos hace unas semanas. Os invitamos a conocerla mejor.
¡Zowi puta! Grita La Zowi en una de sus canciones. Su arte y su lengua sin tapujos la ha llevado al estrellado mientras sus arrumacos con Yung Beef se han convertido en el culebrón de este movimiento. Lo ha petado en Internet mostrándose sin complejos como una estrella tras haber nacido en París y vivido en Granada, Marsella, Londres y ahora Barcelona.
Somadamantina es la barcelonesa más mística a pesar de ser madrileña de cuna. Tiene un buen rollo especial heredero de la cultura kawaii que desde Japón reivindica una postura positiva y tierna ante la vida.
Yo soy la reina rimaba Chanel en uno de sus vídeos virales. Su tema Rihanna toca un referente evidente entre las féminas de la escena. También Bad Gyal la usó para encaramarse en la cima con su versión de Work de la artista caribeña. Tania Chanel es jerezana pero ha convertido Mallorca en su base de operaciones. Comenzó en la música de manera casera y con 16 años llamó la atención de gente como Khaled, Ikki o Trigger Tracks. En sus letras predomina el amor por la fama y la moda.
La última reina es Ms Nina, una emigrante argentina en Madrid que aporta un punto de humor y ritmos latinos al movimiento. Su claro que si, guapi ya es una de las coletillas que marcarán una generación. Su colaboraciones con Ikki demuestran que éste es una mina para encontrar ritmos castizos que entren en los oídos como ambrosía. Alegría, descaro y unos ritmos bailables y sensuales hacen de Ms Nina una auténtica referente de la facción más cercana al reggaetón.
Vivir rápido, componer deprisa
Ellos son los reyes del barrio. Han vivido rápido, han trapicheado con drogas o se han fumado sus porros al alba. Muchas de sus letras giran en torno a imaginar un futuro brillante. Sus noches dan para mucho y demuestran con arte que los tópicos de la generación nini son falsos. Muchos curran y compaginan sus pocas horas de ocio con muchas horas creando sonidos. Esfuerzo e imaginación no les falta.
Barcelona es un lugar clave para entender la explosión de esta escena. En la bella capital catalana se han desarrollado desde tiempo atrás sonidos urbanos muy particulares que han desembocado en este nuevo ritmo. Quizás Los Pobres, llamados ahora Los Santos sean la crew más sintomática de la ciudad por su longevidad y por su influencia.
Cecilio G fue uno de sus fundadores y uno de los rostros más reconocibles del llamado trap, aunque tras diversas disputas con sus colegas Yung Beef, Khaled y Kaydy Cain decidió comenzar una carrera en solitario. Por su parte, la crew en 2013 ya era lo considerablemente grande como para asentarse en Barcelona y escindirse en dos bandas: Pxxr Gvng y La Mafia del Amor, una más urbana y a otra más reggaetonera.
Con el tiempo han logrado instaurar himnos como Perros Callejeros y situar a Yung Beef como uno de los referentes absolutos de la escena. Ahora se hacen llamar Los Santos y han creado un universo de sonidos urbanos desde la productora La Vendición Records.
Pimp Flaco y Kinder Malo se han unido para crear un estilo propio más maduro y filosófico emparentado con el hip hop noventero español. Ambos han logrado superar a C. Tangana o a los propios Pxxr Gang como los fenómenos virales del momento en Youtube y Spotify. Terremoto Turquesa eleva el nivel a unos parámetros que demuestran la madurez que está adquiriendo el fenómeno en España.
Por su parte, Los Sugus hacen un reggaetón diferente desde Barcelona. Su fusión funciona y sus ritmos calientes forman parte del catálogo selecto de La Vendición donde lucen Yung Beef, La Zowi o Jamal Trump y su genial trap sobre Trump.
Los caminos del trap en Madrid
Madrid es otra de esas ciudades cuyas calles han caído en brazos de esos nuevos ritmos urbanos en templos como el Ocho y Medio. Uno de sus rostos es el mediático C. Tangana. Su carrera comenzó mucho antes que explotara el denominado trap y por ese motivo él mismo huye de la etiqueta.
Esta rapero madrileño se sacudió la rudeza del hip hop español con un estilo más melódico con referentes como Beastie Boys, Drake o Kanye West. Su éxito ha eclosionado en los últimos meses y ya es una referencia de la música española.
Madrid recibe mucho talento urbano, como es el caso de Bejo. Este canario autodidacta es un estudio de producción en si mismo tratando de dejar su huella en el sonido callejero. Le Fay también abandonó su tierra, Valencia, para probar suerte en Madrid. Su trap pausado y sofisticado o sus letras comprometidas le convierten en una artista a tener muy en cuenta.
Afrojuice 195 pega en Francia con tanta fuerza como en España. Su fusión de rap de Atlanta y fútbol les hizo saltar a la fama con canciones sobre Karim Benzema, José Mourinho o Paul Pogba. Desde Fuenlabrada al mundo hablando de barrio y haciendo metáforas entre sus vidas y las de los grandes futbolistas a base de ritmos africanos diseñados para brincar sin descanso. Una demostración del peso del fútbol en esta nueva escena.
Sonidos del sur
Desde el sur llegan ritmos ardientes donde se fusiona las bases agresivas del trap con el espíritu flamenco. El arte del sur se ha sumergido en la nueva ola callejera con una naturalidad espectacular. Existe mucha diversidad con un centro neurálgico como Malaghetto.
La capital de la Costa del Sol está cociendo alguno de los talentos más interesantes de la escena. Uno de ellos es Elegángster, un MC que ha cosechado beefs con los principales nombres del movimiento. Su estilo es puro Atlanta. Una tendencia diferente es la que simboliza Petit Ribery con sus letras de tíos chungos y su sonido oscuro. Su ritmo y sus rimas en francés le emparentan con el rap marsellés. Es el rostro de la escena Malaghetto.
En Málaga también rima Stanpida como parte de Dope Dealers, crew y productora que aglutina a muchos nuevos artistas emergentes de la ciudad andaluza.
Granada es habitual refugio de crews de donde han salido grandes b-boys, artistas urbanos y músicos. De allí llega Dellafuente, un rapero más afín al hip hop que al trap que ha creado una gran comunidad unida por su proyecto Dellafuente FC. Una manera muy creativa de unir música y moda que anticipa muchas de las inquietudes no desarrolladas de esta generación de artistas.
Es habitual verle componer a pachas con C. Tangana. Otro de los representantes de esta escena granadina tan inquieta es Toxic Widow, parte muy activa del colectivo PESI. Su creatividad vuela ahora en Barna.
En Sevilla se ha extendido una droga acústica que proviene de LaDroga Lab. Esta productora lanzada por Pedro LaDroga ha creado temas en colaboración con la mayoría de los artistas andaluces más interesantes. Su arte ha traspasado fronteras y se ha instalado en Madrid. Allí se ha mudado para seguir desarrollando un estilo casero pero tremendamente imaginativo que hace que escuches una y otra vez la frescura de sus creaciones. Estate atento a la entrevista que nos concedió.
Versos sueltos
Otra de las capitales de la nueva escena es Baleares. Dos grandes crews forman el sonido Ibiza que ha creado un universo sonoro único. Cristo Corona hace un rap protestón que no se muerde la lengua criticando a sus compañeros de generación. Forma parte del crew Ibiza Hip Hop Players donde se encuentra el hip hop combativo de Toni Plana, Daniel Wave, JBC o Pablo Rosso.
Otro referente de la isla es la Konami Mafia, de donde sobresale Hwoarang, un tipo sin nada que callar y que escupe rimas sobre consumismo, pretensiones y evasión de realidades turbias. Sus ritmos espesos tienen una influencia asiática que lo hacen único.
De Ceuta llegan sonidos ardientes emparentados con el reggaetón. Soto Asa imagina el futuro del ritmo latino con mucha experimentación. En el norte reina el vigués Kaixo y sus producciones juguetonas donde la electrónica adorna letras ingeniosas.
Es uno de los representantes de esta hornada de talento urbano que más incluye en sus canciones rimas políticas críticas con el sistema. Algo que también hace en un tono diferente Lory Money.
El trap fuera de la etiqueta es mucho más que un sonido. Es toda una filosofía de vida hija de una dura realidad social. ¿Hacia donde se dirige? Lo veremos en Showmoon Magazine y en nuestros barrios cuando cae la noche.
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