Cada Austin City Limits te deja una marca indeleble, una especial cicatriz que transforma tu mundo y amplía tu cultura y miras musicales. Aunque, jamás he vivido de manera tan intensa ninguna edición anterior ni haya tenido semejante epifanía a la vivida este año. Pocas veces se produce un cambio generacional o al menos la escenificación de uno de manera tan gráfica ante tus ojos como la que se llevó a cabo en Zilker Park un domingo de tarde mientras el sol despedía una era para adentrarse en otra.
Al margen de una experiencia tan icónica, el festival nos obsequió con momentos memorables. La sublimación del pop a cargo de Dua Lipa y su show musicalmente perfecto fue solo el principio. La nostalgia de Foster The People o la ardiente sensualidad de The Marias nos ofrecieron visiones del pop de ayer y de hoy. Las lecciones de vida de Chris Stapleton y el misterioso exotismo de Glass Beams ampliaron las fronteras estéticas y filosóficas de la música. Y para terminar, el poderío punk de Mannequin Pussy y el nuevo country de Orville Peck añadieron un punto necesario de reivindicación y riesgo en una fabulosa edición para el recuerdo que repasamos a continuación.
La cima del pop

Mucha altura ha escalado Dua Lipa desde aquel SXSW 16 que mencionaba en su apoteósico directo hasta llegar a la cumbre de la música comercial en cuyo pedestal se encuentra actualmente. De actuar en la calle ante apenas una decena de personas a encabezar el ACL y las listas de éxitos mundiales. Entre medias, la diva británica de ascendencia albanesa ha sublimado el pop, ha licuado la fórmula del éxito y ha embotellado su elixir en un bello frasco de hora y media de duración.
Todo lo que sucede durante ese fragmento de tiempo es una oda a la belleza y al buen gusto a través de músicos de altos vueltos, una veintena de bailarines espectaculares, leds y escaleras giratorias y sobre todas las cosas, una estrella que sabe brillar como nadie. Más allá de su radiante belleza, Dua Lipa ofrece un pop barnizado por los mejores productores, algunos como Kevin Parker han ideado unos temas capaces de sonar bien en cualquier lugar y mente. A lo largo del mayor espectáculo del mundo pop en la actualidad, un carrusel de éxitos te lleva por el camino fácil del ritmo y te hace sentir feliz, en casa, justo lo que pretende el pop; encontrar un punto en común con la masa donde se sienta a gusto, a cobijo.
Dentro y fuera de esta preciosa burbuja que forma en sus conciertos, todo el mundo quiere comprar el producto Dua Lipa y no es casualidad. Sus directos son la tentación perfecta, la sublimación del pop comercial, no te dejan escapar ni te dejan más opción que convertirte en un acólito suyo más.
Yo estuve en el Austin City Limits cuando todo cambió
En efecto, estuvimos allí. Pudimos contemplar algo que sucede de forma periódica pero que es indescriptible y sobre todo, icónico. En pleno Austin City Limits presenciamos un cambio generacional tan poderoso que sus consecuencias seguirán retumbando durante meses y años. Chappell Roan lleva tiempo siendo la artista del momento. Durante los días previos del festival fue protagonista tras cancelar un par de fechas de su gira europea debido a problemas de salud mental. Se rumoreó una posible ausencia pero finalmente Austin respiró tranquila cuando confirmó su participación en el ACL. La reventa implosionó en ese momento alcanzando cifras récord de 800$ por un pase diario. Carreras, trompicones, conciertos vacíos…
La tensa calma antes del huracán Chappell Roan nos hacía indicar de que nos íbamos a encontrar con un momento histórico. Algo nunca visto en el festival. Miles de personas habían pasado 7 horas al sol de Texas esperando el turno de la californiana mientras ignoraban el resto de grandes artistas del cartel. A poco más de una hora de su directo, todo el recinto esperaba ansioso a la nueva diva. Y cuando surgió su menuda figura en el escenario, todo cambió, la música y la vida se tornaron más rosas y pícaras.
Una nueva generación coronaba a su nueva reina, insigne representante de todos sus miedos, fortalezas y debilidades. Una diva enérgica con un torrente de energía juvenil que no deja de botar ni cesa de escupir sus verdades valientes con soflamas que aparecen tatuadas en pieles, banderas, camisetas y bandanas. Sus sintetizadores y su vibra nos reencuentra con los 80 de la Madonna de Lucky Star o Cindy Lauper con ciertos retazos rock irresistibles y mala ostia. Sus proclamas sobre la salud mental, la aceptación personal o la libertad sexual son un muestrario de las preocupaciones y máximas de la generación Z y de los 2020, quienes al fin han encontrado a su reina. La coronación sin corona se produjo una tarde de octubre en Austin ante miles de apasionados súbditos que han sabido anticipar la nueva ola que llega para arrasar con todo.
Alguien que cuenta historias
Al contrario de la radiante actualidad de las historias de Chappell, Chris Stapleton habla de tema atemporales. Se sumerge en victorias y fracasos que dejan grandes cicatrices cauterizadas con whiskey de Tennessee. La noche del viernes, nuestro amigo Chris derrochó carisma y actuó como un padre que aconseja a sus hijos sobre los errores que se repiten mientras comparte las mismas preocupaciones. Esa peculiar ternura apenas puede opacar el rollo forajido de temazos como Outlaw State of Mind y esa condición de ser alguien que cuenta historias de manera magistral. Su cierre con Tennessee Whiskey es sin duda uno de los momentos del festival.
Fuego en el parque

Maria Zaragallo es puro fuego. Todo un torbellino de sensualidad en directo que arrasa con cualquier corazón sensible que se encuentre en su radio de acción. No es algo que nos sorprenda. Si te encuentras entre los habituales seguidores de The Marias ya estás acostumbrado a ver tu piel erizar con sus contoneos y susurros tan característicos. En directo la sensualidad se eleva por encima de lo insospechado. Es entonces cuando María se transforma en una fuerza de la naturaleza que irradia sofisticación y femineidad. Luces bajas, sonidos de trompetas, juegos de luces y sombras, todo está pensado para hacerte soñar, atraparte y seducirte para dejarte ir con el mejor de los aromas. Y funciona de manera absoluta. Porque entre el satén de temas como Only in My Dreams, Care for You o su dulce versión de Lovefool nos encontramos con estridencias como las de Hush que sirven para subir la temperatura y dejar a las claras los diversos matices de una banda que entiende el pop como una seducción constante.
Un brindis al sol
Y al caer la tarde en un parque de Austin nos despedimos del sol que se ponía con Texas Sun en directo interpretada por los Khruangbin y Leon Bridges. Lo demás no importa, carece de importancia. Ese es el momento que este festival no olvidará jamás y que no logrará opacar todo lo que sucedió hasta ese momento. El trio de Houston nos obsequió con un estremecedor muestrario de su sonido frontetizo, único, el que les ha llevado a ser un icono texano. Y mientras esperamos el momento de despedirnos del sol de Texas nos enamoramos aún más de esta banda que tan bien representan las razas y los sentires de Texas.
Volver

El hecho de volver no es un tango o un verbo, es un impulso que se hace realidad a través de sonidos como los de Foster The People. La banda californiana nos transportó a los 2010 con Don’t Stop, Call It What you Want y sobre todo con Pumped Up Kicks. El viaje a esa era de vídeos en Súper 8, inocencia perdida y sonidos low fi nos sentó bien a todos. Entre medias hubo tiempo para introducirnos en el fascinante nuevo mundo de Lost in Space. Ese que representan unos renovados Foster The People y perdernos en un directo un tanto errático que, sin embargo, nos dejó un aroma a 2010 memorable.
Una voz en Austin City Limits
En mitad del parque se elevó una voz poderosa, dulce pero firme, que nos llamó cual canto de sirena a su presencia. Se trataba de Norah Jones al piano. La belleza vocal de su R&B sobrecoge en directo. No cabe duda de que nos encontramos ante una de las elegidas. Por ende merece la pena reservar una hora de tu festival a encontrarte con una carrera magnífica resumida en grandes temas como Don’t Know Why, What I am To You, o Shoot The Moon.
Molestia punk

El punk debe molestar, debe distorsionar e incomodar. Así es Mannequin Pussy. La banda de Philly honra el garage clásico que retumbaba en garitos olvidados donde la rabia adolescente se convertía en decibelios descontrolados. En su directo hay de todo, desde consignas políticas, banderas palestinas a mucho feminismo. Su sonido estridente y melódico a la vez nos invita a botar sin descanso y a pensar por uno mismo. Aunque su último disco I Got Heaven es un lugar que parezca fácil habitar, no lo es. Supone un reto fascinante que una vez estás dentro no querrás salir a ninguna parte. Sin duda, las reinas rebeldes del festival.
Una delicada joya perdida en el Austin City Limits

Los Glass Beams desembarcaron desde Australia en medio de una ensoñación. Su calma presencia enfatizó ese exotismo místico que les confieren sus máscaras y esos sonidos cargados de arabescos, jazz y rock. En directo transitan en una calma tensa que te lleva a estados de ánimo contrapuestos, desde una tranquilidad extrema a un desenfreno máximo. Todo un viaje mental envuelto en una densa atmósfera musical que te atrapa sin remedio y te ayuda a adentrarse en su terrirotorio inhóspito. Ese donde se sienten poderosos y únicos. Uno en el que solo unos pocos han accedido aún como avanzadilla de lo que promete un futuro esplendoroso para la banda más prometedora de la escena underground mundial.
La revolución del nuevo country

Nunca imaginamos que los cuentos de vaqueros iban a tener un giro como el que le ha conferido el genial Orville Peck. El artista sudafricano ha renovado el género más masculinizado. Lo ha barnizado con una capa de siglo XXI, una nueva y fascinante estética e historias diferentes, humanas y alejadas de su antigua testosterona. Su relatos de amores gays se mezclan con un sonido reconocible ejecutado por una banda increíble y una voz privilegiada. Una delicia revolucionaria. No todos los días contemplas el renacer de un género musical transformado en lo opuesto de lo que ha sido.
Una vieja tradición
Cada año, Asleep At The Wheel inaugura el Austin City Limits. Siempre es un momento especial encontrarse con estos auténticos iconos de la escena de Austin. Si alguien dignifica y ejemplifica esas bandas que pululan por la ciudad y que la convierten en un referente de la música en directo a nivel mundial son ellos. Su divertido folk suena fresco a pesar de sus 50 años en la carretera. Es como una antigua fiesta en el granero, un tesoro cultural atemporal que debes valorar y apreciar como lo que es, algo único y especial. ¡Por muchos años más!

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