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DMBK: El triunfo de la kinkidelia en Madrid

DMBK: El triunfo de la kinkidelia en Madrid

DMBK o conocidos como Derby Motoreta’s Burrito Kachimba no son una banda al uso. Existe una así cada muchos años y es que la valentía no es algo que se estile en esta industria.

Hartos de clichés, melodías repetitivas, formaciones encorsetadas, otras nacen para dejar impronta. La creatividad es algo complicado de encontrar en los tiempos modernos del consumo efímero de las cosas, hasta de la música.

DMBK podrían sonar a algo ya vivido. Todo vuelve. Pero hay que tener las cosas muy claras para ofrecer este tipo de música al gran público y triunfar.

Una de las cosas que más critico sobre la escena emergente española es que son pocos los nombres que se atreven sin temor a rescatar o reivindicar el sonido local, abrazar la tradición. España es un país rico musicalmente, pero parece que cuesta cuidar el legado musical y acabamos escuchando la copia de la copia de la copia.

DMBK apostaron por darle una vuelta, aunar lo mejor de sus raíces y seguir mirando al futuro. Su último disco Bolsa amarilla y piedra potente (2024) es un ejercicio de arrojo y conocimiento. Por suerte, aún queda autenticidad y cada vez encontramos más formaciones coetáneas (Quentin Gas y los Zíngaros, Califato 3/4, María José Llergo) que apuestan por elevar lo ancestral a lo contemporáneo.

Por todo esto, no queríamos perdernos su noche en el Movistar Arena, en el marco del Inverfest, uno de los mejores festivales de año, con presencia en diversas salas madrileñas.

DMBK en Madrid: Alineación de lujo para una noche épica

La noche del pasado viernes, en el Movistar Arena, con capacidad en este caso para más de 5000 personas, fue una auténtica demostración de arte, hermanamiento y mucho rock y psicodelia. Aunque a mí me apasiona la palabra kinkidelia.

Se les compara con Triana y con bandas de su corte pero como todo, yo noto el carácter propio. Desde 2019 han dejado claro que beberán las influencias pero para nada son una copy-paste. Así que a las 20 horas clavadas, Dandy Piranha y su banda tomaron las riendas y levantaron a un antiguo Wizink en cuestión de segundos.

El ejercicio de expresividad que llevan a cada canción salta a la vista. Es un no parar en el escenario, electrizante. Las primeras canciones tuvieron a un guitarrista de lujo entre las sombras, al mismísimo Julio Ródenas. Y esto era el comienzo.

Casi 3 horas sin cesar, a todo meter. La maquinaría funciona a la perfección, incansables. Vivir en directo cosas tan espectaculares y sentidas como Gitana, con ese comienzo tan espiritual y ese desenlace tan eléctrico es para que te dé vueltas la cabeza.

Se trataba de una fecha especial y claramente, el elenco de invitados de la noche lo dejaba bien claro: Desde El Canijo de Jerez, Anni B Sweet a Ángeles Toledano o el Indio, de Vetusta Morla. Era una noche para compartir tablas, compadreo.

Con Aliento de Dragón nos retiramos con una duración inusual en los conciertos actuales y con la maravillosa sensación de que a DMBK nada los frena. A ningún nivel. Están en un momento inmejorable y siguen subiendo, con perspectiva.

Larga vida a la kinkidelia, a las guitarras afiladas, a volar con la música, al golpe de caderas.

Fotografía: @javierrosalivephoto

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