La Cuba gastronómica tiene un templo en Austin en medio de un océano de sabor que viaja a la perla del Caribe. Los platos del Habana saben a nostalgia y a coral mediante platos que narran historias de una tierra fascinante. En Congress, Cuba abre un balcón a los cócteles más representativos de una mixología única, a los puros más deseados del mundo y a una cocina sabrosa como ninguna.
«Hoy mi Habana viste lo mejor
y mas coqueta que una flor
abre sus puertas y ventanas.»
Hoy mi Habana. Xioamara Laugart
Los platos de Habana son un reflejo de la pasión por la gastronomía de sus dueños. Cuentan historias de amor y recuerdos caribeños. Este templo a la cocina cubana abre sus puertas en 2001 tras una aventura iniciada por Ron y Yasbel Flores. Yasbel abandonó su Cuba natal en busca de una nueva vida cuando apenas tenía 18 años.
En Austin conoció a Ron y tras casarse comenzaron a imaginar un lugar donde dar cabida a las recetas centenarias de Laura, la madre de Yasbel.
La cocina cubana es un legado culinario fascinante en el que se entremezcla la gastronomía de los antiguos conquistadores españoles, el colorido de la cocina indígena y un producto espectacular.
Todo esa herencia foodie eclosiona en la mente de Laura y Yasbel. Mientras, Ron se pasa las noches experimentando con los cócteles más sabrosos de Cuba. Ya entonces habían adquirido un local en pleno SOCO donde recrear un pedazo de su añorada isla.
Un Mar Tropical De Sensaciones Culinarias
Desde entonces, Austin viaja por el Caribe en su rutilante carta dividida en dos: comida y cena. Sus platos matutinos son un resumen de la carta nocturna. Ofrece diversos platos de carne de vaca, pollo y cerdo, gambas y una propuesta vegetariana. También, unos sandwiches con mucho Son aguardan a los amantes de las delicias entre panes.
En Showmoon somos nocturnos y por ese motivo nos encanta pasar las noches en Habana. En ese momento es cuando el local brilla con más intensidad. Merece la pena disfrutar Habana sin límite de tiempo en una larga velada dividida en tres fases.
Todo comienza con un momento especial donde degustar diferentes cócteles, sumergirse sin remedio en sus Mojitos y conocer a ritmo de Cuba Libre una variedad de ron desconocida en la capital texana.
Si cierras los ojos, saboreas el contenido de tu copa, percibes los olores provenientes de la cocina y te dejas engatusar por el Son que suena de fondo, creerás estar en el viejo Tropicana o en La Bodeguita del Medio.
Tras abrir el hambre con esas delicias, llega un momento complicado: el de elegir entre tantas propuestas tentadoras. Caminar por El Malecón observando el atardecer es posible en Texas. Platos tan fascinantes como Ropa Vieja, Lechón o el Sandwich Cubano generan una revolución en tus papilas que te transporta a las playas de La Habana.
Ropa Vieja es un clásico cubano a base de carne mechada con una base de tomate picante, acompañado de arroz, tostones y frijoles. Una delicia precedida por unos aperitivos sabrosos como los propios Tostones, un tierno plátano condimentado con mojo, Yuca frita o con mojo, Croquetas, Ceviche o los fastuosos Nachos Cubanos.
Placeres Cubanos Inolvidables
El Lechón y su tierna carne de cerdo es otra receta irresistible aunque en el Mar Caribe encontrarás fascinantes pescados y gambas para saciar tu ansias marinas. A pesar de ello, un buen Picadillo, el Cuba Empanada, una empanada de cerdo exquisita, la Vaca Frita o la variedad de pollo de Habana son opciones que te harán regresar a sus fogones.
Además de sus propuestas vegetarianas, que siempre son bienvenidas, una última sorpresa te aguarda en Habana. Los fines de semana la Paella y la Sangría rinden tributo a la gastronomía española en una sabrosa fusión de ambientes y sabores.
Tras estas maravillas y otros tesoros ocultos en la Sierra Madre que surge de la cocina de Habana, el postre es una liturgia a la que no debes renunciar. Tres Leches o Flan Cubano te dejarán extasiado en compañía de un cóctel.
Es la previa a beberse el alma de Varadero a través de un delicioso Café Cubano, la versión ronera del Café Irlandés típica de la isla, que crea una poesía con tres versos: café, nata y ron.
Pero Habana no es solo una experiencia culinaria, es un pasaporte a Cuba, Tras el postre, llega el momento de degustar un Kuba Kuba, un Romeo y Julieta o alguno de los Habanos más representativos.
Un lujo para disfrutar su terraza con forma de bungalow y soñar con el agua cristalina del Caribe. Un humo de nostalgia te invadirá con la última calada de tu tabaco Habano. Un Son te acompañará de regreso a casa y una dulce voz cantarina te indicará el camino de vuelta a Habana, el balcón texano a Cuba.
«Siento el dolor profundo de tu partida
y lloro sin que sepas que el llanto mío
tiene lágrimas negras.«
Lágrimas Negras. Miguel Matamoros
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