Margarita Waldburger ha pasado de corretear por las nobles e históricas tabernas madrileñas a seleccionar las voces que hacen soñar a los estadounidenses en sus cines. De Madrid al cielo… de Los Ángeles.
Su condición de emigrante le ha llevado a apreciar la cultura que un día dejó atrás, a experimentar la inevitable morriña que solo se cura con el regreso, a vivir aventuras increíbles, a estudiar en la escuela de música más prestigiosa del mundo, a trabajar con estrellas del pop y finalmente a formar parte de la industria del cine.
Tras la historia de Margarita se esconde pasión, mucho esfuerzo y una sonrisa perenne que la acompaña en el país de las oportunidades. Sin miedo a nada, se ha afianzado en el sector del entretenimiento estadounidense y tiene mucho que contarnos sobre ello. Adentrémonos con ella en el fascinante mundo del doblaje de la mano de esta joven y talentosa directora de casting de doblaje madrileña.
Comienza el viaje
Tu familia siempre ha estado vinculada al mundo de la restauración por generaciones y posee algunas de las tabernas centenarias que forman parte de la historia y de la idiosincrasia de Madrid. ¿Cómo es crecer entre tabernas?
Recuerdo pasar mucho tiempo en ellas. Es un negocio que se ha ido expandiendo con el tiempo. Nuevos locales aparecen cada año, aunque desde que me fui a Estados Unidos he perdido un poco el contacto con todo aquello. La verdad que nunca trabajé en ellos directamente, pero tengo muy vista la dedicación de mi padre y la manera en la que trata a todo el mundo en ellos. Eso me ha hecho muy humana, el hecho de conocer a los camareros y sus historias ayuda a ello.
Ya no conozco a muchos de los que trabajan en las tabernas, pero aún recuerdo las historias de barra que me contaban de pequeña. Me encanta. También me hizo apreciar más la cultura. Hay mucha cultura en los bares, como los cuadros centenarios que cuelgan de sus paredes y que tanto me fascinaban de pequeña. Me acuerdo de preguntarme: ¿quién es toda esa gente? De todo esto me he dado cuenta aquí ya que en Estados Unidos no hay mucha historia ni tampoco una excesiva cultura de bar, por lo que ahora lo aprecio mucho más de lo que lo hacía en España.
¿Sentiste alguna vez ganas de dedicarte a ello?
No. Nunca. A mí siempre me dio por el arte. En mi familia no hay precedentes, así que no sabría decir de dónde lo saqué. De pequeña cuando tenía 7 años vi un concierto o a alguien tocar el cello. Sino recuerdo mal fue una amiga de una amiga. Me enamoré al instante y me dije: quiero dedicarme a esto. Luego empecé mis estudios, pasé la adolescencia entre el colegio y el conservatorio y después la universidad.
¿Has tenido tiempo libre con tanto estudio?
La verdad que durante mi etapa en el colegio y durante la semana no tenía nada de tiempo libre ni los fines de semana también que los pasaba estudiando. Hasta que cumplí 18 no tuve muchísimo tiempo. En la universidad fue distinto aunque durante el último año ya hice prácticas en empresas de aquí y mi tiempo libre menguó mucho.
Durante la uni no solo descubrí la música, sino la parte del negocio de la música y lo que se esconde detrás de la escena del entretenimiento. En mis primeros años allí tuve tiempo para descubrirme a mí misma.
Una parada en Boston
¿Cómo fueron tus años de universidad en Boston?
Mi intención siempre había sido estudiar música, pero no quería ir al conservatorio en Madrid porque es muy duro y las salidas no son muchas, de profesor o poco más. Mi madre fue quien me propuso lo de Berklee. Yo no sabía lo que era. Cuando entré en su web flipé. No sabía que una universidad de música tenía tantas ramas. En el conservatorio solo te enseñan a tocar el instrumento y ya. No existe más allá y se olvidan de otras importantes materias como el negocio o por ejemplo la orquestación para película o cosas por el estilo.
Siento que tiene muchas menos opciones que la universidad a la que fui. Allí hice una prueba de acceso con el cello y me aceptaron y cuando te aceptan en una universidad americana declaras tu carrera profesional hasta pasado tu primer año. Es entonces cuando eliges lo que vas a estudiar. Ahí me di cuenta de que no quería ser violonchelista profesional ya que era demasiada soledad y esfuerzo. Quería estar con gente y aprender más cosas. Me declaré por el negocio de la música.
Recién salida de la uni te fuiste a currar con Brandi Carlille…
Pronto me di cuenta de que la industria musical no es algo teórico sino práctico así que me puse a trabajar con artistas lo más rápido que pude. Me puse a hacer prácticas e hice cuatro durante mi periodo en la universidad y todas eran de diferentes categorías; una de publicista para artistas, otra de organizadora de sesiones musicales, otra de promotora de nuevos artistas y la última de management. Me tocó no manejar artistas, pero sí asistir a la manager de una artista. Esta persona estaba en una compañía muy famosa y gestionaba muchos artistas, me ofrecieron unirme como asistenta y me incorporé a su equipo online. Llegué sin saber nada de nada y me dieron la bienvenida llevándome a una reunión con la que sería la mánager de Brandi.
¿Qué tal fue?
Pues muy bien. Brandi se encontraba a punto de lanzar su propio pódcast. La ayudé a con diversas gestiones y a preparar el lanzamiento y promoción de su programa. También la asistía en otro tipo de cuestiones. A ella le llegan cientos de propuestas de entrevistas y de partipación en eventos o caridad. Me encargaba de filtrar lo que era conveniente o no. Y su mánager me ayudada a elegir cuidadosamente lo que valdría la pena o no.
¿Has renunciado a tus ambiciones musicales?
No. No las he dejado. Las quiero retomar en un futuro. Lo echo mucho de menos. Me gusta mucho el hecho de seguir ligada a la industria del entretenimiento y explorar la parte de actores en lugar de artistas. Creo que es importante ver las dos partes porque, al fin y al cabo, ambas son arte y en el fondo es estar en lo que estudié, en el negocio del entretenimiento.
Llegada a Los Ángeles
¿Cómo acabaste en el mundo del rodaje?
Cuando me gradué en la universidad y acabé las prácticas, decidí mudarme a Los Ángeles. En Boston solo tienes la universidad y no existe industria de entretenimiento ni por asomo. Vine a LA por unas prácticas en una discográfica. Cuando se acabaron me puse a buscar trabajo hasta que me contrataron en Igloo Music, una compañía de posproducción y que también se dedican a música para películas, rodajes, mixes… La empresa también cuenta con una rama musical y eso me encanta, aunque ahora no curro en ella quizás en un futuro me mueva para allá. Tenemos un contrato anual con Netflix y nos encargamos de los rodajes al inglés de determinadas películas y lidiamos con las fechas de entrega que suelen ser muy peliagudas.
¿Qué buscas en una voz?
Depende del género y del país. Lo que buscamos en el casting es primero: no contratar siempre a los mismos actores. Aquí se tiene mucho en cuenta la diversidad, por lo que si se trata de una serie coreana tenemos que seleccionar gente de Corea que hable un perfecto inglés, que encaje en el género y el origen de la película y que sean más o menos de la misma edad que el personaje. Que se parezca la voz es un plus porque marca la diferencia.
Si un actor es versátil, eso nos encanta porque puede hacer a la vez su personaje y nos ayuda a rellenar el Walla, que no es otra cosa que las voces de fondo, el murmullo ese que escuchas en la típica escena de bar, y también con los típicos personajes de una sola frase. Otra cosa que tengo muy en cuenta como organizadora de las sesiones de grabación es la flexibilidad del actor para atender la solicitud de trabajar con tan solo un día de antelación. Eso es una bendición teniendo en cuenta que tenemos que cumplir con las exigentes fechas de entrega al cliente.
¿En qué tipo de películas trabajas?
Nosotros doblamos al inglés todo tipo de películas que nos llegan del extranjero de diferentes plataformas como Netflix o Amazon Prime, y las doblamos siempre al inglés. Es un trabajo bastante colaborativo. No hay nadie que tome las decisiones, sino que se busca el consenso entre todos. Cuando no tenemos tiempo alguna vez si contratamos a una persona que haga el casting, pero lo normal es que lo gestionemos nosotros mismos.
¿Cuánto se tarda en realizar un doblaje?
Una película de 90 minutos nos lleva unas dos semanas y media.
¿Cuál es tu película favorita de todas las que has trabajado?
Va a ser una española porque desde que estoy fuera echo mucho de menos España y cada vez que llega una película española la verdad que me emociono mucho. En Culpa mía me lo pasé muy bien.
¿Cuál es la película que te hubiera gustado trabajar?
Nowhere, la acaban de sacar en Netflix y tiene un pintón.
¿Cómo ves el doblaje en español?
Lo veo en buena forma. No existe una gran diferencia con el doblaje que se realiza en inglés aquí en Estados Unidos.
Viviendo el sueño
¿Qué es lo que más te gusta y lo que menos de LA?
Buf, LA… esta ciudad. Pues me gusta mucho la industria y el trabajo que puedes encontrar y las muchas oportunidades que ofrece. El tema de los papeles es un poco coñazo, pero es cierto que las empresas dan muchas oportunidades y también dan mucho valor a los que vienen de fuera. Siento que están muy abiertos a nuevas ideas fuera de su país y en general hay mucho trabajo, se puede ganar y vivir muy bien. Lo negativo: no hay un balance de vida. Todo es trabajar y no encuentro la calidad de vida. No puedo coordinar con mis amigos salir por ejemplo a tomar una cerveza. Quiero caminar y no hay nada bonito ni con historia en esta ciudad y hay mucho tráfico. Eso es difícil.
¿Qué es lo más difícil del proceso de emigrar?
El choque de culturas y la frialdad que suele haber. Echo de menos cosas que antes no apreciaba para nada como la cultura. Mi experiencia migrante la veo como algo temporal porque yo he decidido estar aquí para crecer profesionalmente unos añitos y después me vuelvo para disfrutar la calidad de vida y de paso aportar allí todo lo que he aprendido aquí porque quiero que mi país crezca.
¿Qué cosas te llevarías de USA y cuáles te traerías de España?
De España a Estados Unidos me llevaría un poco más de amabilidad, de belleza en las construcciones, más bares, más sol y menos tráfico. Y de USA a España me llevaría las oportunidades, las innovaciones y los riesgos que toman aquí al estar más abiertos a lo nuevo. La disciplina también es algo que me encantaría tener allí.
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