Los Tamales resumen la esencia de América y su exquisita gastronomía. Se consideran un legado divino previo a los españoles y uno de los platos más representativos del continente. Los hermanos mayores de los tacos nos trasladan a la época en la que el hombre comenzó a dominar el maíz y a largas expediciones por la jungla donde la preservación de la comida era vital. Su leyenda perdura y todos los que los prueban viven hechizados por sus sabores.
Esta delicia es una especie de empanada formada a través de una masa de maíz que esconde diferentes manjares en función de la zona donde te encuentres o la variedad que caiga en tus afortunadas manos. Son el símbolo de México pero muchas naciones la consideran parte de su cultura a lo largo de Centroamérica y el cono sur.
La Leyenda del Niño Dios
El tamal protagoniza una leyenda sangrienta contada desde hace miles de años y protagonizada por Tzitzimitl. Esta macabra señora era la abuela del Dios Chicomexóchitl. La abuela decidió sacrificarle y cocinar con su carne los primeros veinte tamales.
De la tumba de este Niño Dios brotó la primera hoja del maíz, que se extendió por todo el continente a través de siete mazorcas. De una de ellas resurgió Siete Flor, como fue conocido posteriormente esta divinidad. Una vez recuperado de su viaje por el más allá se cobró su venganza al arrojar a un caldero de agua hirviendo a su abuela asesina.
La Historia Milenaria del Tamal
Esta leyenda canibal muestra la importancia del plato para las civilizaciones precolombinas. Se cree que aparece en la dieta de los pueblos mesoamericanos en torno al 8000 a.C.
No obstante, nadie se atreve a ofrecer una cifra definitiva ni la ubicación exacta del primer tamal. Los investigadores Karl Taube, William Saturno y David Stuart lo datan en el 100 a.C en Guatemala, tras encontrar tamales en un mural de las ruinas de Petén.
Este enigma persiste aunque parece evidente que los tamales surgen en México. Es conocido que el maíz proviene de esta zona, por tanto es muy probable que los tamales también.
La receta era parte de las culturas azteca, olmeca, mexica, tolteca y maya. Éstos últimos lo citan en el Códice de Dresde, el libro más antiguo de América que aún se conserva. Los tamales eran parte de los rituales funerarios, funcionaban como ofrendas a los dioses y eran de gran ayuda en la jungla, por ser fácilmente conservados en las expediciones.
Los rituales y las plegarias por las cosechas se producían a través de este plato desde tiempos remotos. Los dibujos de tamales en vasijas y diversos utensilios de cocina indican que precedieron a las tortillas en la dieta maya del periodo clásico y post-clásico.
Los Tamales y la Invasión Española
La creación de los tamales recaía en las mujeres de la época y a pesar de su aparente sencillez fueron necesarios cientos de años para adquirir técnicas que aún hoy perduran. Toda esta sabiduría no se vio frenada por la invasión española.
Los conquistadores fueron conscientes del potencial de aquello que llamaron indebidamente tortillas. Tamal en idioma nauhatl significan enrollado y de ello habla Fray Bernardino de Sahagún en sus crónicas sobre el Nuevo Mundo: Comían tamales de muchas maneras; unos de ellos son blancos, hechos no del todo redondos ni bien cuadrados. Otros tamales son colorados.
Sus descripciones fueran las primeras referencias del tamal en el mundo occidental. Los invasores europeos no prohibieron esta ancestral receta. Al contrario, la usaron para lograr una eficaz evangelización de los aztecas.
El 2 de febrero se celebraba el año nuevo del calendario mexica. Era un día para honrar con tamales al panteón de dioses Tlaloques. Miles de personas se postraban ante la diosa del agua Chalchiuhtlicuo y ante Quetzalcóatl, dios del viento.
Un Icono Religioso
Los españoles aplicaron una vieja costumbre del cristianismo, la de apropiarse de rituales ajenos. Aprovechando que el 2 de febrero se celebraba la fiesta cristiana de la Purificación de Nuestra Señora crearon el Día de la Candelaria. Mantuvieron viva la tradición de ofrecer y consumir tamales pero cambiaron el santoral azteca por el cristiano.
Ahora es una de las festividades más coloridas y fascinantes de México, donde se consumen un gran número de tamales. También es muy común degustarlos en El Día de los Muertos. El plato fue llevado a España como prueba de la existencia de una rica civilización al otro lado del océano por Fray Juan de Zumarrága.
Este crossover cultural continúa vigente a través de los tamales más singulares de México. El llamado tamal asturiano o español se prepara al vapor con un relleno de jamón serrano, carne de cerdo o tocino aderezado con queso manchego y fabas (alubias).
Los tamales siguen siendo trascendentes en la vida cotidiana de América. Han evolucionado desde los altares aztecas a los puestos callejeros que dominan las calles mexicanas. Allí, el verde no es un color sino una salsa jugosa y un tanto picante que acompaña a los tradicionales tamales.
No Sólo México
México es el lugar donde más tipos de tamales existen en el mundo, más de 5000, pero no el único donde puedes encontrarlos. Cada país de América tiene los suyos propios, incluso algunos como Guatemala o Perú reivindican su invención.
Su composición, preparación y presentación dependen de cada zona y pueden estar envueltos en diferentes hojas de plátano o maíz. Lo más común es que sean cocinados al vapor. También, al horno o en un hoyo bajo tierra.
En países centroamericanos es frecuente encontrarlos envueltos en hojas de plátano. Durante la navidad, tanto en Honduras como en Guatemala, se cocina con una harina de maíz especial cuya cocción dura horas.
En Guatemala existen decenas de variedades de tamales en base a sus ingredientes, siendo los más pintorescos los llamados tamales colorados, que incluyen aceitunas, pimiento rojo, ciruelas, alcaparras y almendras. Belice los ha bautizado como bollos, usando el vocablo castellano.
En Argentina están muy presentes en la zona noroeste. Los tamales salteños son muy demandados debido a la calidad de su carne. Mientras, los jujeños incluyen una sabrosa combinación de carne picada, pimiento rojo y maíz.
Venezuela tiene un derivado de los tamales llamado hallaca, que también es un plato saboreado en Ecuador. Aunque, la Cuba anterior a la revolución quizás haya sido el país que mejor ha acogido al tamal de estilo mexicano.
Los puestos ambulantes de esta delicia eran muy comunes e incluso algún Son fue dedicado a sus deliciosas texturas. A lo largo del siglo XX ha sido testigo de un intenso intercambio cultural entre la isla caribeña y México.
El manjar de los dioses aztecas sigue presente en lugares tan insospechados como Filipinas o Guam. El Binaki filipino es quizás el tamal más exótico.
Los Tamales en Estados Unidos
El idilio de Estados Unidos con los tamales es centenario. El primer vestigio de esta vieja admiración por el plato azteca se produce en 1893 con motivo de la Exposición Universal de Chicago, donde se presenta como una tradición. Los vendedores ambulantes de tamales fueron motivo de canciones de blues como They’re red hot, interpretada por el primer miembro del Club de los 27, el legendario Robert Johnson.
En Estados Unidos existen una variedad fascinante de tamales. Muchos de ellos de inspiración india como los Cherokee Tamales. En las plantaciones del estado de Mississippi, los esclavos negros ingeniaron su propio y picante tamal. Un descendiente del introducido por los presos españoles del presidio Los Alaes de Louisiana en 1721.
Por su parte, Chicago también desarrolló una variedad peculiar, pero es en California donde la devoción por este plato se manifiesta de manera más intensa.
Allí se celebra cada año el multitudinario Indio Tamale International Festival. Más de 100000 personas devoran unos tamales gigantescos que en el año 2000 lograron el Guinness al alcanzar un diámetro de 12 metros. En 2006 batieron otro récord como el festival culinario más grande del mundo.
Las viejas leyendas advierten: Quien come el tamal que se queda pegado a la olla sufre una maldición. No te preocupes. Es es un mal asumible que merece la pena sufrir con tal de degustar este milenario legado divino. Ha seducido a dioses, reyes y plebeyos y ahora somos nosotros quienes los disfrutamos. Siempre habrá un motivo para devorar unos deliciosos tamales.
Receta
Ración de 15 tamales
- Relleno
- 750 gramos de carne de cerdo
- 2 hojas de laurel
- 1/2 cebolla
- 4 ajos
- Agua
- Salsa
- 1/2 kilo de tomates
- 4 chiles de árbol
- 4 chiles mirasol
- 1 cucharada de fécula de maíz
- Masa del tamal
- 1 kilo de masa
- 250 gramos de manteca de cerdo
- 1 cucharada de sal
- 1 cucharada de polvo para hornear
- Hojas secas de maíz remojadas en agua caliente
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